Al visitar la página web de La Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), se lee que:
Todas las acciones de la Unasur se dirigen a la construcción de una identidad regional, apoyada en una historia compartida y bajo los principios del multilateralismo, vigencia del derecho en las relaciones internacionales y el absoluto respeto de los derechos humanos y los procesos democráticos” (Énfasis subrayado propio).
Francamente, qué imagen proyecta UNASUR al mundo y hasta qué punto logrará tener el respeto y la aceptación de las demás naciones, si hasta hace pocos días, Desiré Delano Bouterse, presidente de Surinam, quien cuenta con un historial atiborrado de hechos que resultan muy ajenos al respeto de los derechos humanos y lejanos de los procesos democráticos, asumió también la presidencia pro témpore de esta unión mientras se celebraba la VII Reunión Ordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno de la unión en su capital Paramaribo.
El líder surinamés está acusado de ser golpista, violador de derechos humanos, asesino, traficante de cocaína, y amañador de elecciones. Además, el pasado 30 de agosto inauguró el foro de la reunión de presidentes curiosamente con el anuncio de que su hijo Dino había sido detenido en Panamá y extraditado a Nueva York bajo cargos de narcotráfico y delitos conexos. Dino ya había sido declarado culpable por tráfico de drogas y armas ante un tribunal de Surinam en 2005, y condenado a ocho años de cárcel. No obstante, fue liberado en 2008.
Resulta realmente preocupante la falta de coherencia entre las buenas intenciones y las acciones de UNASUR. Las decisiones de sus miembros son cuestionables y dejan mucho que desear.
Y es que, ¿cómo es posible que UNASUR nombre como presidente pro témpore a un individuo con tales antecedentes aún por comprobar? ¿Acaso dicho nombramiento constituye un premio a quien no lo merece? ¿No había una mejor opción para un cargo de tan alta trascendencia en dicha organización? ¿Qué credibilidad puede tener esta unión ante el mundo, cuando su líder es cuestionado por la justicia internacional? Si se trata de construir una identidad regional, ¿qué mensaje están dando al resto del mundo?
Quizás se debería cambiar el nombre de UNASUR por el de UNARCOSUR, sin dudas eso sería más coherente.